El barrio de San José ha sufrido desde mediados del siglo XX modificaciones que han hecho desaparecer la mayoría de las casas tradicionales e incluso modificado el entramado urbano. Aún quedas unas pocas casas entre la avenida de Portugal y la plaza del Árbol.
Es necesario tener en cuenta que al consultar documentación antigua nos podemos confundir ya que la actual Avenida de Portugal se llamaba anteriormente "Adriano". Hoy tiene este nombre una pequeña calle que comunica la avenida de Portugal con la espalda de la iglesia de San José y la calle María Auxiliadora.
Son construcciones de una sola planta. Algunas cuenta con un enrejado más elaborado. Llama la atención que las esquinas están redondeadas. En alguna se han colocado remates. El estado de conservación es bastante desigual. Las que conservan mejor su aspecto original son las que están entre la avenida de Portugal y la plaza del Árbol.
En contraste las que están en la avenida de Portugal han sufrido más transformaciones al usarse varias como locales comerciales. Destaca un edificio con un hermoso frontón en su acceso. Es una reja que deja paso a un estrecho pasillo desde el que se puede acceder a viviendas ubicadas a la espalda, tal como se puede ver en la captura de pantalla de Google Earth.
No es de extrañar que en el trazado urbano del casco antiguo de las ciudades existan este tipo de construcciones. Se trata de usar todo el espacio disponible para viviendas, aunque no tuvieran fachada a la calle sino a estos patios interiores. En este barrio eran frecuentes este tipo de viviendas, las cuales daban una vida casi familiar e íntima a los vecinos. Solían estar habitadas por familias de menos recursos.
Una de estas calles lleva el nombre de “Batista” desde 1879. Juan Bautista era una persona acaudalada e invirtió bastante dinero en el fomento del barrio, construyendo varios edificios en las tierras de su propiedad próxima a la calle Adriano. Construyó unas grandes instalaciones de recreo y consiguió que otras personas construyeran nuevas industrias. Consiguió que aumentara el número de habitantes.
Al ser un lugar alejado del casco antiguo pensó y consiguió la concesión el 1 de abril de 1872 de un tranvía de tracción animal. El trayecto iría desde la plaza San Felipe (hoy plaza de las Cortes), seguiría un trazado igual al posterior tranvía eléctrico para terminar en los Campos Elíseos. En la plaza de Isabel II tendría un ramal para el servicio de viajeros de la estación de ferrocarril. Tras su muerte la familia no siguió con el proyecto.