La Compañía Española de Electricidad y Gas Lebon fue fundada en 1847 por el francés Charles Lebon (iniciativas desde 1841) como Compagnie Centrale d’Éclairage pour le Gaz, Lebon et Cie. Fue la gasista extranjera más influyente en España, con factorías a finales del siglo XIX en Almería, Alicante, Barcelona, Cádiz, Granada, Murcia, El Puerto de Santa María, Santander y Valencia.
Lebon aparece con tilde o sin tilde según nos atengamos al apellido original o a su castellanización.
Cádiz, Barcelona y otras ciudades fueron elegidas para poner en marcha esta actividad por ser ciudades portuarias con fácil acceso al carbón de hulla que llegaba en barcos procedente del Reino Unido.
Lebon et Cie optó por entrar en el negocio de la electricidad desarrollando diversas estrategias. Adquirió a la competencia pequeñas fábricas térmicas de electricidad en Almería, Cádiz, El Puerto de Santa María, Murcia y Santander.
En 1923, banqueros adquirieron activos de Lebon, incluyendo las fábricas de gas de El Puerto de Santa María y la de gas y electricidad de Cádiz. Cádiz municipalizó el suministro eléctrico en 1929, perdiendo la empresa ese negocio. En 1930, la empresa compró Gas y Electricidad de San Fernando y Eléctrica Popular de San Fernando, creando dos años después Gas y Electricidad de San Fernando y Chiclana.
Tras el golpe de estado de 1936 y el inicio de la guerra civil, los activos ferroviarios de Cádiz, Chiclana, El Puerto de Santa María, San Fernando y Granada quedaron en manos del bando golpista, siendo gestionados por un comité con domicilio social en Burgos (cuartel general de los sublevados). Teóricamente podían abastecerse de carbón de Andalucía y Castilla y León, pero no de Asturias, controlada en su mayor parte por el gobierno legítimo.
Al fondo se ve la Fabrica de Gas Lebon y el edificio del chalet del director de la fábrica. A la derecha se construyeron los pisos de Lebon.
Tras la caída de Asturias, mejoró el suministro de carbón a la fábrica gaditana, aunque el transporte marítimo era incierto por la posible incautación gubernamental. La guerra impedía el flujo de mercancías por tren entre el norte y Cádiz; el ferrocarril solo se usaba para el traslado interno desde el puerto a las fábricas.
Inicialmente se instaló en el actual barrio de Santa María, en terrenos de la desamortización del convento de la Merced. Su ubicación era inadecuada, rodeada de población humilde, obreros mal pagados, y sufriendo la contaminación por quema de carbón y uso de alquitrán, causando intoxicaciones y enfermedades pulmonares. El servicio apenas llegaba a este barrio, solo a las zonas ricas de Cádiz. Sorprendentemente, los residuos se arrojaban al mar en Puerta del Mar, mismo lugar de donde obtenían el agua. Permaneció allí hasta 1864, un año después de que un temporal derribara su chimenea de 30 metros.
Poco a poco en las proximidades de las instalaciones se fueron construyendo edificios dirigidos hacia viviendas de obreros. Pese a ello era una práctica habitual de la empresa soltar al aire los excedentes de producción cuando los depósitos de gas estaban llenos. Esto se hacía durante la noche y era percibido por los vecinos por el olor a gas y porque a la mañana siguiente los depósitos estaban más bajos. Se elevaban y descendían según el volumen de gas almacenado. Obviamente esto era todo un atentado para la salud de las viviendas cercanas. Unas de las primeras víctimas eran las plantas en terrazas y azoteas cada vez que se hacía esto.