Este lugar servía de embarcadero para el vino de Jerez, que se transportaba a El Puerto para su exportación. La vía férrea salía de Jerez por trincheras y terraplenes (Vallesequillo) y continuaba hacia El Portal. A mediados del siglo XIX, el embarcadero, apto para embarcaciones de poco calado, seguía activo. En esta zona de meandros del Guadalete, la estación se ubicó entre dos grandes giros, cerca del poblado y la antigua carretera de Jerez.
Desde el principio, la línea a El Puerto de Santa María contó con un apeadero cerca del embarcadero. Francisco Sánchez Martínez documenta que en 1854 existía un servicio de viajeros Jerez-El Portal para "tomar los baños" en el río, con precios de 3 a 5 reales según la clase del billete.
Existe a unos metros en dirección Jerez una alcantarilla, que hoy se uso para salida de la depuradora pero en el momento de su construcción permitía el paso del Arroyo de Morales.
Desde el inicio, la línea a El Puerto de Santa María tenía un apeadero cerca del embarcadero. Francisco Sánchez Martínez documenta un servicio de viajeros Jerez-El Portal en 1854 para "tomar los baños" en el río, con billetes de 3 a 5 reales.
A partir de 1897, la Sociedad Agrícola Industrial del Guadalete prosperó al obtener la concesión para regar dos mil hectáreas de remolacha con agua del Guadalete mediante el "azud de la Corta". Se construyó una azucarera, operativa hasta 1906, y un puente de hierro sobre el río.
El auge agrícola e industrial transformó el apeadero en estación, abierta al público el 1 de enero de 1904. Las inundaciones del 7 de marzo de 1917 anegaron la zona y causaron daños, aunque la estación apenas sufrió desperfectos y sirvió como base para el rescate de personas aisladas.
A pesar del cierre de la azucarera y la pérdida de utilidad del embarcadero, El Portal mantuvo una población significativa cerca de Jerez. La estación siguió operativa durante el siglo XX, pero en 2007, la puesta en marcha del nuevo viaducto para la línea de Alta Velocidad mejoró las comunicaciones entre Jerez y Cádiz, dejando sin servicio a la antigua estación y a El Portal.
A pesar de su historia, la estación ofrece hoy una imagen desoladora. El edificio está en ruinas por el abandono y el vandalismo, con el tejado parcialmente derrumbado y muros inestables. Ha sido víctima de pintadas y se ha usado indebidamente como refugio y vertedero, a pesar de haberse tapiado accesos. Aún se aprecian los dos andenes y el trazado original de la vía, ya sin raíles ni balasto.
En el andén junto al edificio de la estación aún se conserva parte del enlosado hexagonal e incluso la marca amarilla que indica el punto de parada del tren a los maquinistas.
El otro andén, lamentablemente, ha sido ocupado parcialmente como gallinero y aparcamiento por algún vecino. Por los restos, la longitud de cada andén sería de unos cien metros.
Aunque ADIF accedió a la petición de Jerez de mantener la estación por su valor histórico, el estado de conservación de la línea es lamentable y los proyectos de rehabilitación y uso siguen sin materializarse.
Junto a la antigua azucarera, cuyos muros exteriores subsisten, se encuentra un modesto parque. El interior de la azucarera se ha habilitado como pista deportiva. Su uso más destacado es como lugar de anidamiento de cigüeñas, ofreciendo una visión agradable.