De acuerdo con la Ley de Ferrocarriles Secundarios de 1904 Ángel Torrejón presentó una solicitud al Ministerio de Fomento de un ferrocarril de Jerez a Arcos de la Frontera. El trazado partiría de las inmediaciones del Ferrocarril de Sevilla a Jerez y Cádiz por la ronda y el puente de los Alunados hasta la alcantarilla del Arroyo de la Garrapata, donde dejaba la carretera de Jerez a Ronda siguiendo fuera de ella unos 1.600 m. y volviendo de nuevo a la carretera hasta alcanzar Arcos de la Frontera.
Aunque se ubicaba en la pedanía de Jédula se incluye en este trabajo puesto que su conexión era únicamente con la estación de Jerez. En 1960 el tramo Jerez - Arcos estaba terminado y listo para su explotación pero sin continuidad más allá. Sólo llegó hasta Arcos algún tren de prueba y mantenimiento.
En 1969, la empresa CIA cerró su planta de Zaragoza y trasladó la producción a la Azucarera de Jédula, construida entre 1968 y 1969, que operó por primera vez en 1970. Para su logística, ese mismo año se construyó un ramal ferroviario de 1.500 metros que conectaba las instalaciones con la estación de Jédula (km 21,474 de la línea).
CIA: Compañía de Industrias Agrícolas luego llamada Azucarera Ebro.
Imagen de la ALCO 1601 con la decoración "taxi" remolcando tolvas vacías hacia la Azucarera de Jédula. Una vez llegaba a la estación un pequeño tractor se hacía cargo de llevar las tolvas hasta la azucarera por el ramal. Al fondo se ve la azucarera de Guadalcacín.
Durante las décadas de los 70 y 80, la remolacha y las azucareras experimentaron un gran auge en las campiñas gaditanas. El cultivo alcanzó su máxima expansión, superando las 50.000 hectáreas, lo que situó a Cádiz a la cabeza nacional, concentrando hasta el 25% de la producción española y el 60% de la andaluza. Esta industria, con altibajos según las cosechas, continuó generando beneficios económicos al pueblo.
El declive, cierre y desmantelamiento de la planta en 2001 fue consecuencia de políticas agrarias, regulaciones de mercado (OCM, cupos), bajadas de precio de la remolacha, fusiones empresariales e intereses de multinacionales.
OCM: Organización Común de Mercados Agrícolas
Para el transporte a la estación de Jerez se emplearon tolvas «SUCRAN» y vagones de bordes medios, remolcados por locomotoras ALCO serie 1600. La ALCO 1300, procedente de Almería y destinada a maniobras en Jerez, se usó de 1989 a 1991. Posteriormente, la 1601, pintada de colores “taxi” brevemente, recuperó el servicio, siendo la última en utilizarse. Entre Jédula y la azucarera se usaron tractoras de Metalúrgica San Martín.
La estación de Jédula tenía una actividad mínima y limitada a la campaña de la remolacha. Hasta aquí llegaron los trenes del fallido ferrocarril de Jerez a Almargén. En la imagen vemos una serie de vagones de bordes medios utilizados para el trasporte de mercancías de la cantera. La estación contaba con andenes de carga y para pasajeros así como almacenes.
La estación no figuraba en las guías al ser solo de mercancías, empleada para transportar la gran producción remolachera local (unas 45.000 toneladas anuales). Algunos trabajadores residían en El Rizo y Jédula para el mantenimiento; el resto del año solo pasaba el tren del economato.
Aunque el caserío de Jédula está a unos tres kilómetros de la estación, prácticamente había que ir hasta Jerez cuando se necesitaba algo.
La línea, con vías, se extendía hasta Arcos de la Frontera, pero solo circularon trenes de prueba, nunca de viajeros. Una locomotora llegó a Arcos el 2 de marzo de 1957 con material para la vía. RENFE operaba la línea, manteniendo viva la esperanza del tren.
La estación de Arcos se convirtió en cuartel de bomberos. El proyecto ferroviario, que se abandonó tras la Guerra Civil (1936-1939) a pesar de tener la plataforma hecha hasta Olvera (incluyendo túneles y puentes), se usa hoy como Vía Verde entre Puerto Serrano y Olvera. La ubicación de la estación de Arcos fue muy debatida; se discutió si la vía a Villamartín debía seguir el Guadalete o rodear Arcos, lo que definiría su emplazamiento. Se sugirió el barrio bajo, alejado del centro, o construirla al pie de la peña, lo que inicialmente parecía inviable.
El cortijo de Yllena (o Illena), ahora La Torre y oculto tras las lomas cercanas a La Cantarera, conserva aún en sus tierras la vieja traza del ferrocarril.
La imagen muestra un brocal de pozo de hormigón de unos 2 m de diámetro. A pesar de su mal mantenimiento, sigue en uso, proporcionando agua a un cortijo cercano. Este pozo fue esencial para la estación de ferrocarril en sus inicios, siendo su única fuente de agua para las necesidades ferroviarias y el personal encargado del movimiento y distribución de la remolacha a la azúcarera.
Actualmente, es difícil reconocer el trazado de la vía. El primer tramo está ocupado por construcciones y se ha borrado. Al llegar a Arcos, el trazado se incorporó a la finca Macharaví por derecho de reversión de sus propietarios.
En Arcos, la entrada del túnel tres está bloqueada junto a una ladrillera. La salida, cerca del recinto ferial (antigua estación), está obstruida por vegetación y desprendimientos, siendo el tramo hasta el recinto ferial medianamente reconocible.
Existe un sendero denominado "Tren del Azúcar", que permite conocer el lugar donde estuvieron las instalaciones ahora desmanteladas.
Foto de Antonio Cabalga en el grupo El Ferrocarril en Andalucía
La foto que acompaña al texto recoge la estación de Arcos. Está tomada desde encima del túnel que cruza la peña y que actualmente se encuentra clausurado. La estación no llegó a funcionar y hasta Arcos sólo llegó un tren con materiales para la obra.
En la fotografía se aprecia un desplazamiento de las vías provocado por las lluvias. Es lo que se concoe en términos ferroviarios como un "garrote".
Foto de Orozco Fotografía en arcosmonumentonatural.wordpress.com/
Según se recoge en el blog "arcosmonumentonatural" hay una entrada al túnel a la espalda del colegio San Miguel, pasando por debajo de la calle Paseo de Boliches. La vegetación impide su visión. La otra entrada da al Camino de las Nieves casi a la altura de la esquina con Alcalde Rafael Enríquez. Las viviendas impiden apreciarla.