Tuvieron en Cádiz la numeración del 160 al 163. Llegaron en 1944 y fueron una gran modernización en el material de la empresa, si bien hay que hacer varias consideraciones al respecto.
Estamos en los años posteriores a la guerra civil española y terminando la II Guerra Mundial. Existe escasez de productos en España y en el resto de Europa unido a un rechazo al régimen franquista, lo cual dificulta realizar importaciones. Por tanto, hubo que reutilizar material antiguo. Se aprovechan equipos eléctricos y mecánicos así como los trucks de las series más antiguas, sobre todo de la serie "Primitivos". Es digno de mencionar que la calidad de los materiales había resistido perfectamente el paso del tiempo y su uso. Obviamente no ocurría igual con las carrocerías de madera, además de ser ya demasiado anticuadas.
En su interior iban chapados con madera de nogal barnizado, el techo blanco con dos hileras de nogal en relieve con bombillas. Aparece por primera vez el concepto de asientos “anatómicos”. Eran reversibles así que tenían un puesto de conducción en cada plataforma. Al final de su vida útil fue suprimido el puesto de conducción posterior, quedando como vehículos unidireccionales aunque conservaran los faros.
En cuanto a su aspecto exterior, se diferencian de los modelos anteriores por tener iluminación con dos faros y el letrero indicador de la línea tiene un tamaño mayor. En la última época se pintaron con unos colores crema y otros de verde. Los modelos enviados a Cádiz contaban con el sistema de doble puerta. Contaban con un doble sistema de freno: mecánico y eléctrico, éste último sólo para emergencias.
El sobrenombre de “Topolinos" viene dado por su modernidad y la coincidencia en el tiempo con los zapatos así llamados.
Tenían una longitud de 8,8 metros, una altura de 3,08 y un ancho de 2,16. Su capacidad era de 24 viajeros sentados y 36 de pie. Existe alguna fotografía del “Topolino" número 162 con remolque de la serie 70.